Al bajar del tren en Torremolinos...
He pasado de los congresos de tortugas marinas a los de yoga. Hace un par de semanas estuve en Marbella. Imparti una clase de Ashtanga; en una hora no da para mucho así que fui directamente al grano, sin demasiadas explicaciones. A pesar de la hora terrible que me dieron (hora nacional de la siesta: las 4 de la tarde), se llenó la sala (unas 30-40 personas) y por lo menos pudieron tener una idea de lo que es una sesión de Ashtanga.
Por mi parte, participé en otros talleres, algunos buenos y otros más chapuceros, en mi humilde opinión. La realidad parece ser que hay tanta oferta (estilos y profesores) como demanda y cualquier cosa tiene cabida. Disfruté mucho con la clase de Yoga Sivananda impartida por Gopala, un yoga tradicional, ordenado y completo. También disfruté de una clase sobre el método Iyengar, no sin dejar de pensar lo increíble que es que tanto Pattabhi Jois como Iyengar bebieron de la misma fuente (el gran yogi y maestro Krishnamacharya) para producir dos estilos tan diferentes (Ashtanga e Iyengar).
Por último, la revelación fue un taller de Tantra. El tantra se considera la madre de las disciplinas espirituales o una mezcla de varias. Es difícil explicarlo con palabras y hay muchas interpretaciones. Harmoniza el yoga con los conceptos de Ecología y Feminismo, tan de moda hoy en día. Se basa en la exaltación (y posterior control) de los sentidos, un profundo respeto y adoración a la Madre Naturaleza y al principio femenino de la Diosa-mujer.
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